Concepto:

La vampiresa de "Drácula, de Bram Stoker" es una figura que encapsula la complejidad de la simbología victoriana. Su palidez y frialdad reflejan la represión emocional de la época, mientras que su vestimenta elaborada simboliza las restricciones sociales impuestas a la mujer. Sin embargo, la vampiresa también representa la transgresión de estas normas: sus labios rojos y colmillos sangrientos son una provocación visual, un desafío a la decorosidad victoriana. En la oscuridad, ella se mueve con una gracia que es tanto amenazante como seductora, una danza de muerte que es a la vez un acto de liberación. Su sensualidad no necesita ser explícita; reside en la imaginación del espectador, en la tensión entre lo que se ve y lo que se insinúa. La vampiresa es, por tanto, un símbolo de deseo reprimido y de la lucha eterna entre la civilización y la naturaleza salvaje, entre la moralidad y la satisfacción carnal. En su acto caníbal, hay una inversión de los roles de depredador y presa, y en su festín, una celebración de la vida y la muerte entrelazadas. La imagen final de la vampiresa, manchada con la sangre de su víctima, es una poderosa representación de la complejidad del deseo humano, que puede ser a la vez exquisito y monstruoso.